7 de diciembre de 2011

Tratamiento psicológico para pacientes con Hipertensión Arterial

• Técnicas de relajación
Hess (1957) demostró que hay una respuesta contraria a la de lucha-huida, estimulando la parte anterior del hipotálamo y produciendo relajación muscular esquelética, disminución de la presión sanguínea, de la frecuencia respiratoria y contracción pupilar. La caída de la presión sanguínea durante el sueño probablemente es el resultado de una caída en el tono simpático vaso-constrictivo.

También ha sido demostrada la posibilidad de inducir una respuesta de relajación a través de técnicas de meditación y se evidenció cómo el estado de relajación está asociado con la disminución en el consumo de oxígeno, frecuencia respiratoria, gasto cardíaco, disminución de lactato sanguíneo, mayor frecuencia de ondas alfa y incremento de la resistencia eléctrica de la piel y disminución de la actividad de las glándulas sudoríparas.

Los procedimientos de relajación más usados son el entrenamiento en relajación muscular progresiva y el entrenamiento autógeno.

Las distintas técnicas de relajación producen efectos comparables ya que no se observan mayores diferencias. Aunque se ha indicado que los efectos de los distintos procedimientos son menores que los de la medicación, la disminución de la presión arterial resulta estable por más tiempo.

Estos procedimientos actúan:

1. Por efecto indirecto sobre la presión arterial (es improbable un efecto directo).
2. Por efecto en la reactividad cardiovascular (la relajación modularía la reacción cardiovascular ante situaciones demandantes aunque se desconoce cómo sería el mecanismo).
3. Produciendo un efecto subjetivo beneficioso, que se refleja en una mejoría en el estado de ánimo. En los pacientes ansiosos se observa una disminución de la presión arterial por la práctica de la relajación. Cottier, Shapiro y julius (1984) trataron pacientes borderlines o hipertensos leves aplicándoles placebo o placebo más relajación muscular progresiva. Los sujetos exitosos (que lograron una disminución de 5 mm Hg) tuvieron mayores valores de frecuencia cardíaca, mayores niveles de noradrenalina plasmática en situación de descanso, y mayores puntajes en algunos Ítems referidos a ansiedad.

Todas estas variables (involucradas en una elevada activación) parecieran tener poder predictivo.

Ya que la hipertensión arterial es asintomática, la motivación para continuar con la práctica de la relajación tiende a decaer y sin adherencia a largo término, los beneficios no pueden ser mantenidos. Los sujetos que continúan practicándola son los que reciben los máximos beneficios. La práctica de mini-relajaciones en la vida diaria facilita la reevaluación de situaciones estresantes (disminuyendo la percepción de amenaza) creando un estado mental que favorece el descubrimiento de nuevas estrategias cognitivas para afrontar las situaciones problemáticas.

• Entrenamiento autógeno
Este procedimiento se da a partir de la hipnosis clásica y del yoga, con una concepción orgánica e integractiva.

El entrenamiento autógeno es una forma de relajamiento auto-concentrativo, basado en la autosugestión que está dirigido a lograr una regulación de las funciones autonómicas y a favorecer una homeostasis psico-fisiológica. Las fórmulas que se repiten sub-vocalmente producen cambios fisiológicos mensurables y la reducción de la activación simpática es generada por el mismo individuo. Cada fórmula está dirigida a regular una función somática específica; las sensaciones experimentadas que se producen a partir de las sugestiones verbales y de la imaginería mental, refuerzan el proceso de aprendizaje y la credibilidad en el procedimiento.

Luthe (1962) informó inicialmente sobre la posibilidad de controlar la presión arterial con el entrenamiento autógeno. Los ejercicios básicos de concentración pasiva en sensaciones de pesadez y de calor han demostrado su efectividad en la hipertensión arterial.

Existen paquetes de tratamiento con entrenamiento autógeno (con técnicas psicológicas más entrenamiento autógeno; con tratamiento psico-farmacológico más entrenamiento autógeno) es el más extenso (por el número de sujetos y el trabajo con varios grupos experimentales) y presentó un seguimiento de dos años. Los efectos del procedimiento autógeno son significativamente efectivos en el control de hipertensión arterial.

• Retroalimentación biológica
Tanto la retroalimentación biológica como el entrenamiento en relajación demostraron ser procedimientos exitosos en la reducción de la hipertensión leve. También dichos tratamientos logran reducir la medicación en sujetos hipertensos medicados. Altos valores en rasgos de ansiedad y cortisol urinario predicen cambios en la media de la presión arterial después de un tratamiento con retroalimentación electromiográfica, entrenamiento autógeno y relajación muscular.

Mc Grady y Higgins (1989) con un diseño similar al anterior, trataron pacientes hipertensos no medicados con una combinación de retroalimentación biológica termal, relajación muscular progresiva y entrenamiento autógeno. Los pacientes exitosos (definidos como aquellos que disminuían 5 mm Hg su presión arterial media), en la etapa de pre- tratamiento, tuvieron puntajes más altos en estado y rasgo de ansiedad y cortisol urinario.

Los sujetos exitosos estuvieron caracterizados por valores totales más bajos en síntomas psicosomáticos, con mayor puntaje en las sub-escalas de hostilidad y ansiedad, presión arterial sistólica más baja durante la línea de base y valores de frecuencia cardíaca más altos durante un test mental de sustracciones mentales en silencio. Los sujetos exitosos también revelaron pocos cambios en su vida antes del estudio (dentro de los 6 - 12 meses anteriores).

• Procedimientos de relajación y retroalimentación versus auto-relajación
Blanchard (1990) comparó tres técnicas de relajación (relajación muscular progresiva, respuesta de relajación y retroalimentación biológica de la respuesta galvánica de la piel) con un grupo control de auto-relajación. Estudios de seguimiento mostraron que la respuesta de la primera técnica fue ligeramente superior a la respuesta de relajación y a la retroalimentación biológica de la respuesta galvánica de la piel. Las tres técnicas disminuyeron la presión arterial a corto plazo, pero los mejores resultados provinieron de la condición de auto-relajación. Esto se podría explicar porque posiblemente los sujetos continuaron la práctica más puntualmente y no tuvieron que aprender una nueva forma de relajarse sino que la práctica quedó librada al propio diseño de cada uno y esto facilitó su integración a la vida diaria (Blanchard, Murphy, Haynes & Abel, 1979).

Comparando retroalimentación termal con entrenamiento autógeno en americanos y rusos (Blanchard, 1988b) se encontró que en ambos grupos, culturalmente distintos, los dos procedimientos funcionaban bien, reduciendo la presión arterial diastólica. También en los controles rusos que practicaban auto-relajación se reducía la presión arterial diastólica, mientras que en los americanos, no.

Blanchard señala que la investigación con retroalimentación biológica sobre hipertensión tiene que ser dirigida a: cómo lograr mantener el mejoramiento a largo término, identificar buenos y malos candidatos para el tratamiento y comprender cómo trabaja la retroalimentación. El mantenimiento a largo término (1 año) no ha sido muy bueno (Blanchard, 1990). Se supone que la práctica regular constituye un papel clave en el mantenimiento del éxito del tratamiento.

Los resultados de los estudios indican que la efectividad de la retroalimentación biológica no supera a otras terapias de relajación tales como el yoga, métodos de relajación y meditación.

• Terapia basada en el Hatha - Yoga
La terapia basada en el yoga es útil, no sólo en los casos de hipertensión arterial, sino en muchas condiciones psicosomáticas, tales como estados de ansiedad, asma, diabetes y enfermedades cardiovasculares, entre otras.

Esta terapia es recomendada para cualquier individuo hipertenso, en conjunción con drogas antihipertensivas en hipertensos severos, moderados, o solamente, en hipertensos leves. En este último caso es recomendable agregar drogas, sólo si la presión arterial no se puede controlar satisfactorial1lente. Su programa terapéutico es presentado detalladamente. En el mismo se da un entrenamiento en respiración diafragmática, relajación muscular profunda, visualización y meditación, se estimula la reducción y manejo de emociones negativas, integrando los nuevos aprendizajes a la vida diaria.

La terapia basada en el yoga está contraindicada en la hipertensión secundaria y en sujetos depresivos y / o psicóticos.

• Reestructuración cognitiva
Los pacientes hipertensos que aprenden a pensar de manera diferente, frente a situaciones problema (reestructurando esquemas o patrones habituales de funcionamiento psicológico) pueden enfrentar situaciones estresantes de manera más efectiva. Se observó que este aprendizaje cognitivo también incide favorablemente en la reducción del colesterol y de los triglicéridos.

La evaluación de situaciones estresantes implica considerar riesgos, costos y ganancias de las respuestas particulares. Los estímulos que se perciben como amenazantes alteran el equilibrio interno y se hace necesario descubrir formas alternativas de afrontar eventos externos y desarrollar habilidades mentales para manejar el impacto de las circunstancias estresantes.

Muchos programas de reducción de la presión arterial están basados en paquetes de tratamientos, incluyendo siempre algún procedimiento de desactivación fisiológica con el fin de facilitar la adaptación a las situaciones estresantes.

Aprender a regular el propio tiempo y entrenarse en resolver problemas, son algunos de los componentes fundamentales de estos programas.

• Habilidades sociales y de comunicación
Dado que la realidad del ser humano está basada en la relación interpersonal, en el lenguaje y en la comunicación, el desarrollo de habilidades sociales y de expresión emocional, puede ser de significativa importancia en muchos individuos para la reducción de su hipertensión arterial.

Mientras que las estrategias de control del estrés están basadas en procedimientos más bien pasivos, las estrategias de comunicación son de carácter activo, y las mismas deberían restringirse sólo a las situaciones estrictamente necesarias.

La importancia de aplicar estas técnicas activas de entrenamiento de una manera limitada, sólo en aquellos casos en los que se advierta un claro déficit de habilidades sociales.

Aprender a enfrentar eficazmente situaciones de conflicto, analizando distintos recursos cognitivos, emocionales y de comportamiento, ejercitar nuevos repertorios de actitudes y conductas, pueden favorecer procesos adaptativos, contribuyendo indirectamente a lograr una mejor regulación psico-fisiológica.

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